lunes, 1 de junio de 2009

Gran Banquete en la ciudad de las diagonales

Más de 45 mil fanáticos se reunieron el sábado en el Estadio Único La Plata en lo que fue el último recital de La Renga en Buenos Aires antes de empezar de lleno con la preparación de su vo trabajo discográfico.

El show comenzó alrededor de las 22.10 con el tema Almohada de Piedra, de su último cd Truenotierra. Pese a la lluvia que había amenazado hasta últimas horas antes del recital, el estadio estaba colmado de gente de todos puntos del país que vibraron con la energía de ese arranque. Luego, Gustavo “Chizzo” Nápoli, líder y voz de la banda de Mataderos, agradecería al público por dar el presente aún en esas condiciones climáticas.

Para alegría de varios, la lista de temas estuvo conformada en su mayoría por tracks de sus primeras placas discográficas. Así, no se privaron de tocar Tripa y corazón, El terco, Estalla y El cielo del desengaño, entre otros.

Casi al principio del espectáculo, Chizzo se tomó un momento para desmentir los rumores que circularon por los medios gráficos, radiales y televisivos acerca de una posible separación del trío. “La Renga no se separa y el show no se suspende tampoco”, fueron sus palabras exactas. En ese instante, dedicó Moscas verdes para el charlatán, “para todos los que hablaron y escribieron giladas”. Así y todo, la banda creyó necesario demostrar su continuidad con la presentación de un nuevo tema: Canibalismo galático.





Lo peculiar del recital fue que gente de Latinoamérica y Europa pudieron disfrutar de él a través de su transmisión por radios comunitarias tales como La Tribu, El Grito y Radio Bemba. Fue entonces cuando Chizzo invitó a Manu, encargado del saxo y la armónica, a acercarse al micrófono para una explicación más profunda sobre el tema. “La redistribución de la riqueza, también se trata de la equitativa redistribución de los medios”, sostuvo el artista, e invitó al público a recapacitar sobre ello a la hora de votar el próximo 28 de junio.

El espectáculo también contó con la participación de un fanático que tuvo sus pocos segundos de gloria al evadir a los hombres de seguridad, subirse al escenario, arrebatarle el micrófono a Chizzo y vociferar un: “¡vamos loco!”. Por su parte, Gabriel “Teté” Iglesias, además de recorrer constantemente (y como es costumbre) el escenario de punta a punta, se bajó de él y comenzó a tocar detrás de las vallas, a centímetros del público.


Pese a opiniones desencontradas sobre el sonido, en las que algunos sostuvieron que les voló la cabeza mientras otros comentaron que se escuchaba bastante bajo; Chizzo, Teté y Tanque supieron complementarse a la perfección para brindar un furioso recital que no perdió en ningún momento la energía con la que había comenzado. Por supuesto que el cierre no podía ser de otra manera que con Hablando de la Libertad, un clásico de la banda sobre la oposición al sometimiento del sistema.




Flavia Pereyra

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