domingo, 19 de abril de 2009

Critica del disco " Ese asunto de la ventana"





El disco del cantautor Lisandro Aristimuño Ese asunto de la ventana” tiene muchas cualidades, pero sin duda una es innegable, el autor es absolutamente original en la interpretación de sus canciones.

Apoyado en letras sencillas pero nada vulgares, guitarras suaves que acompañan y hasta se convierten en protagonistas, apariciones ocasionales de acordeones y charangos, la mesurada y eficiente utilización de programación para introducir sonidos modernos, y sobre todo una voz muy particular que interpreta hasta los silencios, Lisandro Aristimuño confirma en este su segundo disco lo que ya había anticipado en su anterior trabajo “Azules turquesas”, que es un artista muy talentoso y que no encaja en los cánones de ningún cantautor nacional (quizás sí una lejana similitud con Jorge Drexler y, por qué no, con el flaco Spinetta) . Es sin duda un trabajo destacado que brilla por su frescura, en una escena nacional copada por los cantautores de siempre que repiten fórmulas y evitan innovar con sus trabajos.

El primer tema del disco, “La última prosa” es sin duda la joyita de Aristimuño, un tema que por sí solo vale el disco entero, lejos de apelar a la repetición exagerada del estribillo pegadizo entre las estrofas, este tema súper sencillo de hermosos arreglos va creciendo en intensidad hasta finalizar con una especie de estribo que cierra la canción y deja los oídos endulzados con ganas de repetir el track 4 ó 5 veces más.

El resto del disco no tiene desperdicios, pero se destacan “Hojas del camino”, una canción que parece no tener apuro, y con esa serenidad crea un ambiente melancólico e ideal para un día de lluvia, “El árbol caído”, tema con aires folcklóricos inspirada en alguna mussa. También “Anochecer”, que con un excelente charango y la alternancia entre la voz principal y el coro permite un viaje imaginario por el norte argentino. “Vos” es quizás la canción más intimista del disco, como si Aristimuño compartiese un ambiente a medio iluminar con quien lo escucha.

Los últimos tres temas del disco son para destacar, “Cerrar los ojos” es una de las mejores letras y la comprobación de que los arreglos no son hechos a la ligera. “Humo sobre el agua” toca unas pocas y profundas notas de guitarra criolla y sobre ella declara una especie de soneto de amor urbano. Y por último, “En mi”, que si se puede clasificar de alguna manera es el tema más rockero del disco, donde se luce también la batería, el piano y la guitarra eléctrica, instrumentos siempre adecuados para expresar un poco de rabia.



Por Matias Antonuccio

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